Del diccionario
etimológico de la lengua castellana, encontramos que la palabra Tutor está
tomado del latín: de tutor, -ōris, “protector”,
derivado de tueri “proteger”.
Parece ser que el
origen de la palabra, le da un valor casi olvidado en nuestros centros, un
valor, y una gran responsabilidad:
proteger a nuestro
alumnado.
Un esfuerzo se compensa con el reconocimiento
hecho por aquellos que en algún momento de su vida se han visto beneficiados
con acciones que tenemos los maestros universitarios, por contribuir en su
proceso de formación académico y el crecimiento de su calidad humana.
El
acompañar a un alumno durante el trayecto de su vida universitaria, deja la
gran experiencia de sabernos amigos en una situación de apoyo y orientación, y
al mismo tiempo la satisfacción de ser académicos cuando nos mostramos como la
guía del conocimiento que disipe las inquietudes de nuestros jóvenes.
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